El aroma de los lapachos en flor pone el marco colorido a la fiesta del Señor y la Virgen del Milagro que el pueblo de Salta venera cada septiembre. La devoción se inicia luego de los fuertes temblores del año 1692, los que prácticamente destruyeron la ciudad de Esteco.
Los mismos terremotos y tal vez con mayor intensidad se sintieron en Salta. Fue entonces cuando el pueblo salteño imploró el auxilio divino y con el auxilio de la Virgen Purísima, no tardaron el recibir la protección solicitada, por medio de los asombrosos milagros del Señor Crucificado proveniente del Puerto del Callao.
Desde entonces cada 6 de septiembre los salteños realizamos los cultos a nuestro patronos tutelares, los que culminan el 15 con la solemne procesión y el pacto de Fidelidad.