“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a la naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.”
Es nuestro deber como argentinos, desde el lugar que cada uno ocupa en nuestra sociedad mantener con firmeza el objetivo primigenio de la Declaración de nuestra Independencia: sin cadenas que nos aten a ninguna potencia extranjera. Que prevalezca el sentido de nacionalidad, defendiendo la Patria de Norte a Sur y desde el Este hacia el Oeste. No permitir que nadie quiera colonizarnos ni desde lo ideológico, económico, político ni territorial, respetando y haciendo respetar a todos y cada uno de los habitantes de este bendito País. ¡Viva la Patria!, que viva en Libertad!