Aquel día fue uno de los más amargos de nuestra historia contemporánea. Con muy poquitos años no podía entender lo que sucedía pero el miedo se apoderó de muchos de nosotros. Las frases más escuchadas eran: "por algo será", " de eso no se habla" o "ahora estamos mejor".
Con los años, la educación y la experiencia de vida aprendimos que el mal provocado a tantas almas fue irreparable. El secuestro y la tortura que sufrieron miles de personas a lo largo y ancho del país jámás será olvidado por los que pudieron sobrevivir. Tampoco los más de 500 niños que fueron arrancados de los brazos o los vientres de sus madres. El camino es largo y duro pero el esfuerzo de los que desde su lugar han realizado ( gobiernos, docentes, madres, abuelas, trabajadores anónimos) y siguen realizando, nos hace mantener aún la luz de esperanza para tratar de cerrar tantas heridas. Y esos sólo se logra mediante la JUSTICIA, la PAZ y sobre todo la EDUCACIÓN. Ojalá aquella famosa frase "SEÑORES, NUNCA MÁS" siga latiendo cada día en cada corazón, en cada conciencia de todos los argentinos, dejando de lado intereses particulares para privilegiar el bien común.